
Claudio Zuchovicki
Tener los incentivos correctos en la economía (y en la vida)
Siempre resulta interesante preguntarse para qué uno hace lo que hace. Todos sabemos que invertimos el recurso más escaso del mundo, "el tiempo", y que no hay paga suficiente que logre volver el reloj atrás. En un fragmento de Forrest Gump, el personaje de Tom Hanks dice que la vida es como una caja de bombones. Generalmente, cuando uno empieza a comer de una caja de bombones, lo hace como un desaforado: quiere probar todos al mismo tiempo. Y cuando uno empieza a percibir que quedan pocos, los come muy lentamente, cierra los ojos y los disfruta como si fueran interminables. Además, por lo general uno no se guarda los más ricos, como nos pasa en la vida. La idea, dicho todo esto, es que es siempre imprescindible tener los incentivos correctos.
¡Espere! No deje de leer, no se vaya, no dé vuelta la página... Sé que mi responsabilidad en esta columna no es movilizar sus sentimientos, sino sus bolsillos. Pero quería empezar así, para poder reflejar que una economía necesita de los incentivos correctos para progresar.
Si los que se esfuerzan, estudian, trabajan, ayudan, ahorran e invierten, perciben que no tiene sentido hacer todo eso porque no reciben la recompensa que los reconforte, es probable que dejen de innovar, de producir, de esforzarse, en...