Opinión
Sin GPS, lo más difícil para la economía será acertar el largo del túnel recesivo
La actividad económica entró en un túnel oscuro y largo. Hace dos meses que el GPS está desconectado y por esa razón ninguna dirección parece la adecuada. La peor sequía de la historia había contribuido a minar los datos del segundo trimestre, y la pronunciada devaluación hizo paralizar a aquellos sectores que habían actuado como motores, en especial la construcción pública y privada y rubros industriales como la fabricación de autos.
Hacia donde uno pose la mirada, los datos no suenan alentadores. Pero no hay chance de apagar el televisor y encenderlo cuando nos guste más el programa. Con el tablero lleno de números rojos, será necesario volver a contar brotes verdes en la medida que vayan apareciendo.
El Gobierno está concentrado en estabilizar las variables financieras y dar certidumbre fiscal a los inversores externos. Tratar de que el dólar retome un sendero previsible es central para que precios, salarios, consumo y crédito dejen de restar y vuelvan a sumar. Pero ese movimiento no depende solo de la Argentina. El Gobierno no quiere volver a anclar el tipo de cambio, en parte porque no puede hacerlo sin un sacrificio grande de reservas y en parte porque el FMI no lo deja.
Por eso necesita que las fluctuaciones de la moneda estadounidense se detengan. Para eso también tiene que mostrar a los inversores que el horizonte político y fiscal no tiene por qué justificar un castigo mayor que el que sufren otros mercados emergentes.
La Argentina seguirá varios meses más por ese camino lleno de piedras y sin señales claras. El recálculo en marcha asume inflación mayor a la de 2017 y caída de actividad pero nadie arriesga una variación de PBI negativa. Con este dólar, el campo, las economías regionales y el turismo pueden dar buenas noticias. También podría disparar inversiones de oportunidad, para aprovechar activos devaluados. Lo que habrá que esperar es el momento en que cambie la tendencia. Será antes de que lo palpe la calle. Ese día las apuestas políticas y económicas tendrán otro sentido.
*Director Periodístico de El Cronista
Relacionadas
Columnista
