Por Diana Mondino
¿Que cambie el presidente del Banco Central (BCRA) implica que se modifican la política monetaria y cambiaria? La reforma de la Carta Orgánica en 2012 agregó varias responsabilidades a la ya difícil tarea de proteger el valor de la moneda y la salud del sistema financiero. Lamentablemente no agregó nuevos instrumentos, por lo cual lo que el presidente del BCRA puede hacer es limitado.
Es extremadamente difícil mantener un cierto equilibrio entre nivel de reservas, tipo de cambio, tasa de interés y regulación del sistema financiero. Esta complejidad nos debe hacer definir: ¿es imprescindible establecer un objetivo como prioritario y los demás se subordinan a ese? ¿O se va intentando tener alternativamente distintos objetivos sin privilegiar a ninguno? ¿Cómo dar previsibilidad a algunas variables sin generar una "timba"?
La política monetaria y cambiara se define para lograr estabilidad y reducir el efecto de shocks que puedan ocurrir. Si ahora, ante el cambio de presidente, cambiaran estas políticas, nos quedaría la duda si la anterior era incorrecta o si una vez más cambiaron las circunstancias. Lo que está claro es que no hay gran margen de maniobra: es impensable subir aún más las tasas o los encajes de los bancos, es difícil que suban las reservas y es aún más difícil que Argentina rápidamente crezca en sus exportaciones para poder ingresar más divisas. Más relevante en este momento es la política fiscal y su éxito en reducir el gasto (los últimos dos meses fueron auspiciosos).
Por no tener conciencia de que la gran dificultad argentina es que gastamos mucho, y mal es que cambiamos y cambiaremos constantemente presidentes del BCRA. Llevamos más de sesenta presidentes de BCRA en algo más de ocho décadas. No se puede pedir que con resoluciones del Banco Central se solucione la triste falta de productividad argentina.
Doy mis respetos y agradezco al presidente saliente y auguro lo mejor al entrante. Seamos francos: por mucho que ellos trabajen, si el resto de los argentinos "celebramos" un paro nacional, nunca será suficiente.
*La autora es economista, UCEMA.