Arma de doble filo. Las tarjetas de crédito son una herramienta que podemos utilizar con el objetivo de financiarnos. Sin embargo, un mal uso nos puede salir muy caro.
Límites. Si bien nuestros ingresos mensuales nos permiten tener la noción de cuál es nuestro límite de gasto mensual, el uso de tarjetas de crédito nos permite expandirlo y vivir temporalmente por fuera de nuestras posibilidades. Podemos reconocer tres tipos de límites que tienen las tarjetas. En primer lugar, el límite de compra, es decir, las compras que se financian en un solo pago entre los períodos de resumen. En segundo lugar, los límites de cuotas para las compras de un determinado bien que se realizan en varios pagos y, por último, los límites de adelantos, cuando la tarjeta de crédito nos provee de dinero en efectivo sin que éste salga de nuestra caja de ahorro. Estos tres componentes serán parte de un límite total que nos permitirá utilizar la tarjeta como propietarios. El monto total estará definido según nuestros ingresos mensuales. Esto quiere decir que a medida que se va utilizando la tarjeta, ya sea en compras en un pago, en compras en cuotas o en extracciones, irá disminuyendo el límite total y cada vez tendremos menos disponible. A medida que se vaya abonando el saldo, se irá recuperando la capacidad de uso.