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Opinión

Cómo nos afecta la forma en que se diseña el sistema tributario

Por Santiago Bulat


1 Las bases ideales. Una aproximación teórica al diseño del sistema tributario es que debería basarse en dos conceptos madre: la eficiencia económica y la equidad distributiva. Una de las principales distorsiones de nuestro sistema tiene que ver con que no cumple con su función de contribuir al logro de una distribución del ingreso más equitativa. Por el contrario, esta potestad se le otorga en exclusividad a la ejecución del gasto público.

2 Eficiencia y equidad. La idea de la eficiencia es minimizar la interferencia de los impuestos en el funcionamiento de los mercados y en las decisiones de los individuos. Este objetivo es una cuestión de grado, dado que, en mayor o menor medida, todos los tributos que en la práctica se aplican generan distorsiones, porque alteran los precios relativos y, en consecuencia, modifican las decisiones de consumo y producción. En vinculación con la materia tributaria, puede hablarse de equidad horizontal y de equidad vertical. La primera implica la igualdad de tratamiento tributario a personas en igualdad de condiciones (mismo ingreso, igual patrimonio, igual consumo, entre otras variables), mientras que la vertical, en cambio, resulta de considerar cómo tratar a los individuos que son distintos. Esto se hace definiendo si el sistema tributario debe ser proporcional, progresivo o regresivo.

3 Progresividad y regresividad. Un impuesto progresivo es aquel cuya tasa aumenta en la medida en que el ingreso gravado del contribuyente aumenta. Por el contrario, un impuesto regresivo es aquel en el que la capacidad del contribuyente no es tenida en cuenta por las alícuotas del impuesto. En un sistema tributario progresivo los contribuyentes de mayores ingresos aportan más que proporcionalmente con respecto de los contribuyentes de menores ingresos; eso busca generar una distribución del ingreso hacia los sectores más postergados. Los países con sistemas más progresivos son los que basan su capacidad recaudatoria en cargas fiscales como el impuesto a las ganancias. Un caso es el de Estados Unidos, donde más del 75% de la recaudación tributaria (no se incluyen impuestos al trabajo) se basa en el impuesto a las ganancias ( income tax).

4 ¿Cómo andamos por acá? El sistema tributario argentino se basa fundamentalmente en cuatro impuestos que concentran el 87% de la recaudación: IVA (impuesto al valor agregado): 44%; impuesto a las ganancias: 27,5%; impuesto a los débitos y créditos bancarios: 9,5%; retenciones a la exportación: 6%.Solo uno de los anteriormente mencionados es por definición un tributo progresivo: Ganancias. Esto nos permite concluir que nuestro sistema tributario es netamente regresivo y, además, de alta complejidad de liquidación, dados los innumerables regímenes de información y recaudación que hacen muy oneroso el cumplimiento tributario.

5 Desafíos para la Argentina. Algunos de los conflictos de nuestro sistema tributario están asociados a la pérdida de equidad que se da cuando se establecen mecanismos simplificados de imposición, o cuando se afecta a la actividad económica por fines estrictamente recaudatorios (como ocurre con el impuesto a los débitos y créditos bancarios o el tributo provincial sobre los Ingresos Brutos). Podrían sumarse las retenciones, que atentan contra las exportaciones con fines de recaudación y de contener precios internos. Un desafío primordial para pensar un sistema más progresivo y que logre escaparles a las distorsiones, es el de ampliar la base de contribuyentes, algo que permitiría distribuir mayormente la carga impositiva y reducir la necesidad de impuestos distorsivos. Ese desafío incluye, sin dudas, la meta de reducir la evasión.




*Artículo publicado en La Nación

Columnista