Opinión
Brotes secos ¿hasta cuándo?
Hay varias cuestiones que explican a la recesión que atraviesa el país. A la “mala praxis” del equipo económico, que mantuvo desequilibrios macroeconómicos (sin reducirlos), y agudizó el problema del déficit de la cuenta corriente, se sumó a la sequía en 2018.
Esta se reflejó en el último EMAE-Indec (Junio) con una caída de 31% interanual de la actividad en el sector agrícola. Y tuvo una retroalimentación negativa, ya que la escasez de divisas impactó en el plano cambiario.
Por si esto fuera poco, desde fines de Abril estamos en un evento de balanza de pagos y aún no se ha podido estabilizar el tipo de cambio. La turbulencia en Turquía y ahora en Brasil nos lleva a un continuo de devaluación-inflación-recesión.
Al comienzo de la historia el dólar estaba en $20 .Hoy cotiza $31,5 (mayorista). La caída sistemática de reservas internacionales, solo “emparchada” transitoriamente por el crédito del FMI y hoy sigue drenando .Y la tasa de interés siguió elevada por más de 4 meses.
Ninguna de estas 3 cuestiones (devaluación, pérdida de reservas y tasas de interés altas) se han revertido o frenado. Lo que muestra que la situación no está resuelta .Y menos, creer que está bajo control.
Este contexto hace que estemos en recalculo permanente de lo que vendrá.
¿Cómo afecta a la economía real esta situación?
Si vamos a la historia reciente cada vez que sufrimos una devaluación del peso, tuvimos una aceleración inflacionaria y recesión.
Eso ocurrió en 2002, 2014 y 2016. El traslado a precios de la devaluación es elevado en Argentina .Y la suba de tipo de cambio real (aumenta de competitividad precio) te genera caída del salario real. Ergo, en el corto plazo la recesión aparece. Los brotes verdes que había a principios de año, se secan.
Sin embargo, no todo cae o desacelera de igual manera. Veamos algunos datos para tener dimensión de lo que estamos viviendo. Empecemos por las malas noticias.
Lo negativo de los últimos datos publicados por el INDEC es que esta recesión hasta Mayo se concentraba en agro (casi todo explicado por la sequía). Sin embargo, los números de junio muestran que se “contagiaron” otros sectores. “Comercio mayorista y minorista” que cae 8,4% y la industria cae al 7,5% (ambos respecto a igual periodo de año anterior). Son caídas muy fuertes.
Construcción
En el último dato del EMAE muestra un descenso de 0,2% en Junio de 2018, respecto al mismo período de año pasado. La parte ligada a obra pública está en franco descenso. Debido a que ajuste fiscal en dicho rubro estaba incluido en el acuerdo con el FMI.
Respecto a la construcción (sector privado) debemos señalar que el crédito hipotecario que motorizaba directamente al sector e indirectamente por la dinámica de ventas de propiedades (y su necesaria reposición o ampliación de oferta). Hoy está creciendo a un tercio de los que venía creciendo en marzo/abril de 2018.
Medido en millones de UVAs (unidad de valor adquisitivo) en Marzo y Abril se prestaban alrededor de 30 millones de Uvas por día hábil y en Agosto este número se redujo a 9,4 millones de UVAs (utilizo UVA porque mantiene el poder adquisitivo)
No todo es negativo. Algunos índices están en terreno positivo, por ejemplo, los despachos de cemento portland aumentaron 5% en los primeros 7 meses del año, respecto al mismo periodo de 2017.
Sector automotriz: las exportaciones que te salvan de la caída
En el sector automotriz la demanda interna está desacelerando. El precio de los vehículos está muy vinculado al dólar .Por lo que es esperable que sigamos viendo remarcaciones de precios y descenso en ventas internas.
La demanda también perdió la “pata” del crédito, que se encareció mucho en los últimos meses. Los números de los primeros siete meses del año marcan que las ventas a concesionarias cayeron un 4% respecto de mismo periodo de 2017.
Exportaciones de vehículos
Por otra parte, si miramos las exportaciones están más que compensando el efecto negativo del plano interno. Hoy las exportaciones crecen 30% por encima del nivel del año pasado .Consecuentemente, la producción crece en los primeros siete meses del año un 9,8% respecto a mismo periodo de 2017 (son 25.282 automóviles más)
Trigo: ¿primer brotecito a esperar?
Según la Bolsa de Cereales de Rosario nos encaminamos a tener una cosecha récord de trigo para el 2018/19, la producción se estima cerca de 21 millones de toneladas. El año pasado la cosecha fue de 17,8 millones de toneladas.
Asimismo, la campaña sojera 2019 debería ser mejor a la actual de no mediar alguna cuestión climática (otra sequia o inundación). Podría aproximarse a los 50 millones de toneladas y revertir la caída de este año.
A mediano plazo “Vaca Muerta”: la energía nos dará divisas y crecimiento
Estos días se conoció que Argentina volverá a exportar gas a Chile después de más de 10 años. El déficit energético se comienza a revertir .Esto es una buena noticia dentro de todas las malas.
Lo que era un proyecto “Vaca Muerta” hoy se va materializando. Y Argentina tiene un gran potencial en energía. Según estimaciones privadas, la explotación de gas y petróleo podrían aportar en 5 años US$30.000 millones por año .Esto generaría exportaciones por US$15.000 millones .Es equivalente al 50% de las exportaciones de granos y aceites actuales.
Conclusiones
Arrancamos hablando de los desequilibrios macro. Seguramente este año tendremos menos déficit fiscal que en 2017 (este año explicado más por licuación del gasto público) y la balanza comercial también achicará su rojo sobre todo en el último semestre del año.
Hoy tenemos un tipo de cambio real está en 115 (tomando el índice en 100 el día de la apertura del cepo) en diciembre pasado se ubicaba en 85. Es una suba de 35% .Igualmente falta el efecto de la inflación en los próximos meses, que está lejos de bajar.
Menores desequilibrios macro y más dólares genuinos podrían dar como resultado un leve rebote de la economía en 2019. Igualmente la crisis cambiaria aun no terminó. Es clave el punto de arranque de este nuevo proceso para proyectar crecimiento del próximo año. Lo más seguro es que vuelva el dinamismo en el 2do trimestre. Aún faltan 7 largos meses para llegar. Una eternidad para la velocidad de los eventos que vivimos en 2018.
*Economista (UNLP)-Docente UCALP-
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